miércoles, 15 de enero de 2014

ALTAR DE SAN FAUSTO. SIGLO XVII. MEJORADA DEL CAMPO (MADRID)

Es una obra difícil de entender en España, pero no en Italia, de donde proviene. El segundo Marqués de Mejorada, Pedro del Campo, lo mandó construir en Palermo para albergar las reliquias de San Fausto Labrador y colocarlo en su capilla privada de la Iglesia de la Natividad a finales del siglo XVII.

 

Casi la totalidad de la obra es de mármol, con embutido de diferentes piedras, algunas de ellas semipreciosas y en su día con una gran abundancia de lapislázuli, hoy prácticamente desaparecido por culpa del expolio. Estas obras en mármol se denominan marmi intarsiati y se caracterizan por utilizar una técnica en cierto modo similar a la de los mosaicos, salvo que en este caso se excava la matriz marmórea y posteriormente se embuten piedras pulidas, de diferentes colores y veteados.

 

Ejemplos de esta técnica los podemos observar en las enormes mesas de piedra italianas del Museo del Prado.

 

Las esculturas de las arpías que sostienen el templete superior y la de San Fausto que corona la obra son de bronce sobredorado.

 

Los trabajos de restauración se basaron en la limpieza del mármol y las esculturas, la consolidación y fijación de un gran número de piezas pétreas y la reintegración de otras tantas que se habían perdido con el paso del tiempo.

 

Esta intervención fue realizada junto a la restauradora de patrimonio cultural María Vargas para la empresa Coresba S.L. bajo la promoción y financiación de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid.


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Estado general de la obra finalizados los tratamientos (Vista frontal) 


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Trabajos de limpieza en la escultura de San Fausto. 


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Un momento de la limpieza de uno de los paneles con incrustaciones de piedras.


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En esta foto se pueden apreciar  los pocos restos que quedan en la obra del lapislázuli original. Son un pequeño recuerdo de la extensa decoración que la obra presentaba con este material en el siglo XVII


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Detalle de una escena con una rica composición cromática y en la que se puede apreciar el fino trabajo con el mármol y la colocación de las piedras insertadas en él.


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Esta vista nos convence aún más de la rareza de este tipo de piezas en suelo castellano.


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Y para terminar... un detalle de lo más gracioso. Hasta las piedras para realizar a estas singulares cabras se eligen con mimo, ayudándose de las vetas y los tonos marrones para lograr un mayor realismo.

1 comentario:

  1. Hola! Gracias por la información y el magnífico trabajo. Resulta que soy mejoreño y, además, historiador modernista. Me ha llamado poderosamente la atención que este trabajo fuera realizado en Palermo a finales del siglo XVII,y bajo el encargo de (al parecer) un miembro "menor" de la aristocracia castellana. Cómo habéis documentado exactamente el encargo italiano de la obra? Dónde podría acceder a más información sobre fuentes de archivo o estudios concretos (si los hubiese) sobre esta particular obra de mecenazgo? Te dejo mi correo electrónico por si pudieras ponerte en contacto conmigo: daniel.cegonzalez@gmail.com Muchas gracias!

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